El idioma perdido
Un cuento para celebrar el Día de las Lenguas
Érase una vez…
…una exploradora llamada Luna. A Luna le encantaba descubrir nuevos lugares, conocer gente y aprender cómo hablaban en cada rincón del mundo. Su mochila estaba llena de libretas donde apuntaba palabras en muchos idiomas: «hola», «gracias», «amigo», ¡y muchas más!
Un día, Luna escuchó hablar de un país muy especial llamado Sonrisia, donde se decía que había una lengua universal, un idioma que todos podían entender, sin importar de dónde vinieran. Pero, con el tiempo, muchos habían dejado de usarlo. ¡Qué misterio tan interesante! Luna decidió ir a Sonrisia para encontrar ese idioma perdido.
Cuando llegó…
vio que Sonrisia era un lugar lleno de colores y sonidos. Los niños jugaban en el parque diciendo palabras en muchos idiomas diferentes:
—¡Bonjour! —decía un niño.
—¡Hola! —respondía otro.
—¡Hello! —gritaba una niña mientras corría.
Luna se acercó a ellos y les preguntó:
—¿Sabéis dónde puedo encontrar el idioma perdido?
Los niños se miraron entre sí y se rieron.
—Aquí todos hablamos diferente, pero no conocemos ningún idioma perdido —dijo uno de ellos.
—Todos tenemos nuestra propia lengua —dijo otro niño—. ¿Cómo será ese idioma que buscas?
Luna pensó un momento y les explicó:
—Una lengua es la forma en que usamos las palabras para contar historias, compartir lo que sentimos y entendernos. Y el idioma perdido del que hablo, es uno que todos llevamos dentro, pero a veces olvidamos usar.
Los niños la miraron sorprendidos. Entonces, uno de ellos, con ojos brillantes, levantó la mano y dijo:
—¡Quiero aprender ese idioma! ¿Cómo puedo encontrarlo?
Luna sonrió y les pidió que cerraran los ojos.
—Primero, pensad en un momento en el que os sentisteis felices- Puede ser cuando alguien os dio un abrazo, o cuando compartisteis algo con un amigo.
Los niños cerraron los ojos y, poco a poco, sus rostros se llenaron de sonrisas.
Ahora, —
continuó Luna—, abrid los ojos y decidle a alguien cerca de vosotros algo bonito. Puede ser en tu propia lengua, en un susurro, o incluso sin palabras, solo con una sonrisa.
Los niños comenzaron a hablar entre ellos. Decían “gracias”, “te quiero”, “eres mi amigo”. Algunos se abrazaban, otros se daban la mano, y todos sonreían.
—¿Lo sentís? —dijo Luna emocionada—. Ese es el idioma perdido. Es la lengua que nos conecta, la que podemos usar para decir cosas bonitas y entendernos, incluso si usamos palabras diferentes.
Los niños se quedaron pensativos. Uno de ellos, muy pequeñito, dijo:
—Entonces, ¿el idioma perdido es el lenguaje del amor?
Luna asintió.
—Sí, es el lenguaje que todos tenemos en el corazón. No importa si hablamos español, inglés, francés o cualquier otra lengua. Este idioma nos conecta a todos, porque nos hace sentir unidos.
Desde ese día, los niños de Sonrisia recordaron que, además de sus lenguas, tenían un idioma que los unía. Y cada vez que alguien se sentía triste o solo, recordaban usar su lengua universal: dar un abrazo, compartir una sonrisa, o simplemente escuchar con el corazón.
Y así, Luna volvió a casa con su cuaderno lleno de recuerdos, sabiendo que había encontrado el idioma más especial de todos.
El lenguaje del amor, el que nunca se olvida, porque vive dentro de cada uno de nosotros.
Nota para los mayores
Luna se dio cuenta que el amor es el lenguaje universal, que no está perdido pero que a veces olvidamos un poquito.
Valores y temas del cuento:
- Valor principal: Empatía y conexión humana.
- Temas: La importancia de las lenguas, el lenguaje del corazón, la diversidad cultural.
Preguntas para reflexionar con los niños:
- ¿Qué aprendió Luna en su viaje a Sonrisia?
- ¿Por qué es importante entender y respetar las lenguas de los demás?
- ¿Qué es el «idioma perdido» que descubrió Luna?
Actividades complementarias:
- Juego de palabras: Invita a los niños a decir «hola» en tantos idiomas como puedan. Luego, dibujen juntos banderas de los países donde se hablan esos idiomas.
- Dibujando el corazón: Pide a los niños que dibujen un gran corazón y lo llenen con palabras o imágenes que representen cosas que les hacen felices.
- El rincón de las lenguas: Crea un rincón en casa o en el aula con tarjetas que contengan palabras básicas (hola, gracias, adiós) en diferentes idiomas. Los niños pueden decorarlas y aprender a pronunciarlas.
- Karaoke: puedes cantar alguna canción sencilla que incluya palabras en varios idiomas para que jueguen con la lengua. Por ejemplo nosotras en casa a veces cantamos Loviu de Sandra Valero