El zapatero y los duendes
Adaptación de en un cuento de los hermanos Grimm
Érase una vez…
un zapatero muy humilde y trabajador. Sus zapatos eran excelentes, pero ultimamente nadie entraba en su negocio y le iba bastante mal.
Sólo le quedaba cuero para el último par de zapatos y no sabía ni qué comerían al día siguiente si no los vendía. Por eso muy preocupado se marchó a dormir, sin tener muy claro cómo lo iba a solucionar.
A la mañana siguiente cuando fue a trabajar, en lugar del cuero encontró unos bonitos zapatos.
Estuvo mirándolos un buen rato, sus costuras, su suavidad y su brillo. Eran los mejores zapatos que había visto nunca. Después los colocó en un buen sitio, resultaban tan llamativos que mucha gente acudió a verlos.
Y antes de que acabara el día ya los había vendido e incluso le hicieron un nuevo encargo. Con ese dinero pudo comprar más cuero para trabajar y muy contento se marchó a la cama.
Tal como había ocurrido el día anterior, por la mañana, en lugar del cuero, el zapatero encontró un nuevo par de maravillosos zapatos.
Los puso en un lugar bien visible y comenzó despacito a trabajar, pero no pudo avanzar mucho, porque la gente estaba tan interesada que no paraban de entrar a la zapatería. Todos querían verlos de cerca.
Unos días antes de Nochebuena…
… estaba muy feliz porque las cosas había mejorado. Cada noche dejaba cuero y al día siguiente encontraba unos zapatos. Por ello decidió descubrir esa noche quién le estaba ayudado.
Así que se escondió detrás de un cajón y esperó. Apenas había pasado media noche cuando aparecieron unos duendes, se dirigieron hacia el cuero y comenzaron a trabajar.
Se les veía alegres mientras preparaban los zapatos, pero el zapatero se dio cuenta de su vestimenta era muy escasa y delgada para esos días de invierno. Supo entonces como agradecer a los duendes todo lo que habían hecho por él.
Habló con su mujer y ambos decidieron regalarles ropa nueva que les abrigara del frío.
Llegó Nochebuena…
… y las cosas habían cambiado mucho para el zapatero. En su trabajo todo iba bien, los encargos habían vuelto y los problemas habían desaparecido.
El zapatero pensó que ya era hora de agradecer a los duendes su ayuda. Esa noche en lugar de cuero, les preparó una buena comida y junto a ella dejó las prendas que su mujer les había preparado .
Como no quería asustarlos, se escondió y esperó a que llegaran. Cuando ya sonaban las 12 en el reloj aparecieron los duendes. Al principio se extrañaron mucho al no ver el cuero. Pero al ver la comida y la ropa empezaron a saltar encantados con los regalos.
Comenzaron a cantar y decían algo así:
«Agradecido está el zapatero,
con estos pobres duendes.
Nos ha dejado lleno el ropero ,
vamos a ayudar al siguiente.»
Nota para los mayores
El zapatero y los duendes es un cuento que ayudará a los pequeños a aprender a pensar en positivo. A pensar que puede haber solución a los problemas y lo importante que es ser agradecido.
Yo a mi hija que es aún muy pequeña le he explicado que el zapatero y los duendes se hicieron muy amigos. Y los amigos se ayudan siempre.
Espero que os haya gustado este cuento navideño. En estas fiestas también podéis narrarles la historia del reno Rodolfo.
¿No la conocéis?
Bueno pues yo os la cuento.