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Cuento de León y Ratón
Adaptación libre de Fábula de Esopo
Érase una vez …
…un león muy fiero y temido por todos. Además era un poco antipático, por lo que no tenía muchos amigos. Nadie se acercaba a él sin invitación y más si se acaba de despertar.
Un día salió a cazar y al terminar de comer se quedó dormido debajo de un gran árbol. Todos los animales buscaban otro camino, sólo por no pasar cerca. Todos, menos un pequeño ratón que tenía que llegar urgente a casa y dar la vuelta le suponía mucho tiempo. Imaginad lo que era para el ratón evitar a ese león tan grande.
Así que sin miedo, decidió subir encima de él para ahorrarse el camino. Iba tranquilo para no despertarlo, pero cuando ya estaba en lo alto sucedió.
¿Qué fue lo que sucedió? Pues que el león notó algo en su cabeza. Subió su mano y zas… agarró al ratón.
-“¿Qué haces ratón?,” dijo León enfadado. “¿Cómo te has atrevido a subir por mi cabeza?”
-“Lo siento mucho León,” dijo el ratón. “Es que llevaba mucha prisa…”
-“Pues te voy a tener que comer”, rugió el León.
-“No, por favor. Yo te prometo ser tu amigo y podrás contar conmigo siempre”, dijo el ratón
-“Tú, no me hagas reír. Si eres un pequeñajo.” le contestó el león
-“Por favor, por favor”, suplicó el ratón
El león lo miró de nuevo…
en sus ojos vio algo que le hizo pensar y además tampoco tenía hambre. Decidió que no se comería al ratón después de todo.
-“Bueno, vete a casa que ya es tarde, te perdono la vida.” le dijo el león mirándolo fijamente.
-“Gracias, gracias. No se arrepentirá”, le dijo sonriendo el ratón.
Y se marchó rapidito, muy rapidito que ya llegaba tarde a casa. Mientras se alejaba el León pensó que se estaba haciendo viejo, mira que conmoverse por un ratoncillo.
Pasaron los días …
…y el león salió a dar un paseo para entretenerse un poco. Es muy aburrido estar tanto tiempo solo.
Al llegar a una pradera vio algo brillante que se movía. Fue hacia ello, pero no se dio cuenta de que era una trampa y al pisarla una enorme red le atrapó.
Empezó a rugir para ver si alguien acudía en su ayuda. Los animales lo oían, pero como le tenían miedo no se acercaban. Iban pasando las horas y ya cansado de intentar liberarse se dio por vencido. Se reclinó y esperó que llegaran los cazadores. Hoy sería su último día.
Cuando de pronto notó que algo se movía cerca. Un pequeño ratoncillo llegó junto a él. Lo miró le sonrió y comenzó a roer las cuerdas.
En un ratito consiguió romperlas y así lo liberó. El león no podía creérselo. El pequeño ratón le había salvado.
Desde entonces fueron amigos para siempre. Y aprendió que todos, hasta los más pequeños y humildes, somos muy valiosos.
Nota para los mayores:
Sonríe a la vida, huye de la soledad impuesta y valora a todos.
Cuéntaselo pero también vívelo.
La mejor enseñanza es el ejemplo.
Y si te gustán las fábulas visita La liebre y la tortuga.
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